La Cuaresma, tiempo de oración, ayuno y atención a los necesitados, ofrece a todo cristiano la posibilidad de prepararse a la Pascua haciendo un serio discernimiento de la propia vida, confrontándose de manera especial con la Palabra de Dios, que ilumina el itinerario cotidiano de los creyentes.
«Estos días cuaresma les nos invitan de manera apremiante al ejercicio de la caridad; si deseamos llegar a la Pascua santificados en nuestro ser, debemos poner un interés especialísimo en la adquisición de esta virtud, que contiene en si a las demás y cubre multitud de pecados».Esta vivencia de la caridad debemos vivirla de manera especial con aquél a quien tenemos más cerca, en el ambiente concreto en el que nos movemos. Así, vamos construyendo en el otro
«El bien más precioso y efectivo, que es el de la coherencia con la propia vocación cristiana» Juan Pablo II.Cómo vivir la Cuaresma?
- Arrepintiéndome de mis pecados y confesándome. Pensar en qué he ofendido a Dios, Nuestro Señor, si me duele haberlo ofendido, si realmente estoy arrepentido. Éste es un muy buen momento del año para llevar a cabo una confesión preparada y de corazón. Revisa los mandamientos de Dios y de la Iglesia para poder hacer una buena confesión. Ayúdate de un libro para estructurar tu confesión. Busca el tiempo para llevarla a cabo.
- Luchando por cambiar. Analiza tu conducta para conocer en qué estás fallando. Hazte propósitos para cumplir día con día y revisa en la noche si lo lograste. Recuerda no ponerte demasiados porque te va a ser muy difícil cumplirlos todos. Hay que subir las escaleras de un escalón en un escalón, no se puede subir toda de un brinco. Conoce cuál es tu defecto dominante y haz un plan para luchar contra éste. Tu plan debe ser realista, práctico y concreto para poderlo cumplir.
- Haciendo sacrificios. La palabra sacrificio viene del latín sacrum-facere, que significa «hacer sagrado». Entonces, hacer un sacrificio es hacer una cosa sagrada, es decir, ofrecerla a Dios por amor. Hacer sacrificio es ofrecer a Dios, porque lo amas, cosas que te cuestan trabajo. Por ejemplo, ser amable con el vecino que no te simpatiza o ayudar a otro en su trabajo. A cada uno de nosotros hay algo que nos cuesta trabajo hacer en la vida de todos los días. Si esto se lo ofrecemos a Dios por amor, estamos haciendo sacrificio.
- Amando al prójimo, especialmente a los más necesitados. Revisar las obras de misericorida corporales y espirituales puede ayuar a darnos una idea de cuan importante y unida a la vida de oración va la solidaridad y atención a los más débiles. Tiempo especial para revisar en el compendio de la doctrina de la Iglesia, aquellos caminos que podemos y debemos tomar para construir la civilización del amor: Igualdad, Fraternidad, Libertad.
Para terminar, y no menos importante, haciendo oración. Aprovecha estos días para orar especialmente de forma personal y comunitaria, para platicar con Dios, para pedirle por tí, por tu proceso personal de conversión y también por aquellos que no le conocen y se pierden día a día por nuestro desinterés y falta de atención. Por aquellos que sin conocerle le sirven en el más necesitado, por todos y cada uno de tus hermanos y familia. Por tu país... por el mundo.