21 feb 2008

Cuaresma tiempo de... Koinonía

La Cuaresma, tiempo de oración, ayuno y atención a los necesitados, ofrece a todo cristiano la posibilidad de prepararse a la Pascua haciendo un serio discernimiento de la propia vida, confrontándose de manera especial con la Palabra de Dios, que ilumina el itinerario cotidiano de los creyentes.
Viviendo la Cuaresma
Durante este tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal. Ante todo, la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, si el creyente ingresa en el diálogo íntimo con el Señor, deja que la gracia divina penetre su corazón y, a semejanza de Santa Maria, se abre la oración del Espíritu. cooperando a ella con su respuesta libre y generosa (ver Lc 1,38). Asimismo, también debemos intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía, lo mismo la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada uno. La mortificación y la renuncia en las circunstancias ordinarias de nuestra vida, también constituyen un medio concreto para vivir el espíritu de Cuaresma.

No se trata tanto de crear ocasiones extraordinarias, sino más bien, de saber ofrecer aquellas circunstancias cotidianas que nos son molestas, de aceptar con humildad, gozo y alegría, los distintos contratiempos que se nos presentan a diario. De la misma manera, el saber renunciar a ciertas cosas legítimas nos ayuda a vivir el desapego y desprendimiento. De entre las distintas prácticas cuaresmales que nos propone la Iglesia, la vivencia de la caridad ocupa un lugar especial. Así nos lo recuerda San León Magno:
«Estos días cuaresma les nos invitan de manera apremiante al ejercicio de la caridad; si deseamos llegar a la Pascua santificados en nuestro ser, debemos poner un interés especialísimo en la adquisición de esta virtud, que contiene en si a las demás y cubre multitud de pecados».
Esta vivencia de la caridad debemos vivirla de manera especial con aquél a quien tenemos más cerca, en el ambiente concreto en el que nos movemos. Así, vamos construyendo en el otro
«El bien más precioso y efectivo, que es el de la coherencia con la propia vocación cristiana» Juan Pablo II.

Cómo vivir la Cuaresma?

  1. Arrepintiéndome de mis pecados y confesándome. Pensar en qué he ofendido a Dios, Nuestro Señor, si me duele haberlo ofendido, si realmente estoy arrepentido. Éste es un muy buen momento del año para llevar a cabo una confesión preparada y de corazón. Revisa los mandamientos de Dios y de la Iglesia para poder hacer una buena confesión. Ayúdate de un libro para estructurar tu confesión. Busca el tiempo para llevarla a cabo.


  2. Luchando por cambiar. Analiza tu conducta para conocer en qué estás fallando. Hazte propósitos para cumplir día con día y revisa en la noche si lo lograste. Recuerda no ponerte demasiados porque te va a ser muy difícil cumplirlos todos. Hay que subir las escaleras de un escalón en un escalón, no se puede subir toda de un brinco. Conoce cuál es tu defecto dominante y haz un plan para luchar contra éste. Tu plan debe ser realista, práctico y concreto para poderlo cumplir.


  3. Haciendo sacrificios. La palabra sacrificio viene del latín sacrum-facere, que significa «hacer sagrado». Entonces, hacer un sacrificio es hacer una cosa sagrada, es decir, ofrecerla a Dios por amor. Hacer sacrificio es ofrecer a Dios, porque lo amas, cosas que te cuestan trabajo. Por ejemplo, ser amable con el vecino que no te simpatiza o ayudar a otro en su trabajo. A cada uno de nosotros hay algo que nos cuesta trabajo hacer en la vida de todos los días. Si esto se lo ofrecemos a Dios por amor, estamos haciendo sacrificio.


  4. Amando al prójimo, especialmente a los más necesitados. Revisar las obras de misericorida corporales y espirituales puede ayuar a darnos una idea de cuan importante y unida a la vida de oración va la solidaridad y atención a los más débiles. Tiempo especial para revisar en el compendio de la doctrina de la Iglesia, aquellos caminos que podemos y debemos tomar para construir la civilización del amor: Igualdad, Fraternidad, Libertad.

Para terminar, y no menos importante, haciendo oración. Aprovecha estos días para orar especialmente de forma personal y comunitaria, para platicar con Dios, para pedirle por tí, por tu proceso personal de conversión y también por aquellos que no le conocen y se pierden día a día por nuestro desinterés y falta de atención. Por aquellos que sin conocerle le sirven en el más necesitado, por todos y cada uno de tus hermanos y familia. Por tu país... por el mundo.

18 feb 2008

Avívanos...


Dios se deja conquistar por el humilde y rechaza la arrogancia del orgulloso. Juan Pablo II.

En esta frase de Juan Pablo II, existe una riqueza memorable y compartida. La realidad de nuestra sociedad, abandonada en lo permanente y asumida desde lo pasajero.

La gente no necesita un nuevo mesias, necesita que los "amados", que la "pequeña porción" les inyecte de la savia que da vida; de la Palabra Eterna porque el Verbo es Eterno. De la dulzura de su misericordia y fidelidad "son nuevas cada mañana"; de la certeza de la cercanía, de un Dios amigo cercano y no lejano, que escucha, acude en las necesidades, seca las lágrimas y sonríe con el que está feliz.

Nuestra Madre cantó exhultando de gozo:

Proclama mi alma la gradeza del Señor.
Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador.

Porque ha visto la humillación de su sierva,

por tanto me alabarán todas las generaciones.

Porque el poderoso ha hecho obras grandes por mí.

Su nombre es Santo y su misericordia
llega a sus fieles de generación en generación.


El hace proezas con su brazo,
dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos.
A los humildes los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.


Auxilia a Israel su siervo acordandose de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abraham y su descendencia por Siempre.


Señor Jesucristo, danos la humildad perfecta para aceptando nuestras limitaciones, caminemos hacia a ti, y atraigamos hacia tu corazón, a todos aquellos, que no te conocen. Permítenos deslastrarnos de las "riquezas" que nos impiden verte como el en el antiguo testamento, ese velo que fue roto el día de tu muerte misericordiosa en la cruz del calvario. Avívanos Señor. Te amamos. Amen.

17 feb 2008

"Que tu misericordia venga sobre nosotros como lo esperamos de ti"


Hoy me levanté con esta Palabra rondando los rincones de mi alma para luego descubrir que es el salmo que la liturgia nos coloca hoy 2º Domingo de Cuaresma. Quiero compartir este regalo con ustedes y meditarlo, porque Dios siempre nos habla, pero hoy siento que, de forma especial, quiere que creamos y pensemos en su misericordia. Que la practiquemos y la vivamos.

"Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de Ti". Sal. 32

La palabra de Dios es sincera
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor,
venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre y por los Siglos de los Siglos. Amen.

Al meditar este salmo me pregunto, ¿de qué forma espero en o la misericordia de Dios? ¿Sé realmente cómo es su misericordia?

El Salmo de hoy nos da una idea, pero es solo una muestra. También he leido en la Palabra "Tus misericordias son nuevas Señor, cada mañana. Grande es tu fidelidad". Lam. 3,23.

Veamos algunos conceptos y definiciones:

  • La misericordia es una actitud bondadosa de compasión hacia otro, generalmente del ofendido hacia el ofensor o desde el más afortunado hacia el más necesitado. En el cristianismo, es uno de los principales atributos divinos.
  • Misericordia: La disposición a compadecerse de los trabajos y miserias ajenas. Se manifiesta en amabilidad, asistencia al necesitado, especialmente de perdón y reconciliación. Es mas que un sentido de simpatía, es una práctica.
  • La misericordia es la razón de la Encarnación de Jesucristo. La misericordia es un atributo de Dios. El es la fuente de la misericordia: "Su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen". Lucas 1,50. "Por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos visite una Luz de la altura". Lucas 1,78.
  • Todos dependemos de la misericordia de Dios. Reconocerlo y responder con misericordia es el camino de la salvación. "Pues Dios encerró a todos los hombres en la rebeldía para usar con todos ellos de misericordia". Romanos 11,32.
  • La misericordia mueve a la entrega de alma y cuerpo según el amor divino. "Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual". Romanos 12,1.
  • Jesús exige la misericordia como requisito para que el culto sea auténtico: Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.» Mateo 9,13.
  • La práctica de la misericordia es necesaria para obtener misericordia de Dios. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Mateo 5,7.

Y entoces... ¿qué será lo que Dios quiere decirnos hoy con esta palabra? ¿Qué necesita de nosotros hoy: cómo, de qué forma, para qué, por qué, con quién o quiénes? Reflexionemos y escribamos a continuación.