7 ago 2008

No nos vamos, ni cerramos, solo nos tomamos un descanso

Normalmente estos días que vienen son de vacaciones, y aunque no nos podemos hoy dar el regalo de viajar por placer, nos tomaremos estos días para descansar de algunas de nuestras actividades y regresar recargados en el Señor para seguir dando lo mejor: Dios no duerme ni agarra vacaciones pero el sabe que nosotros, vasijas de barro lo necesitamos para reponer fuerzas físicas, mentales y espirituales. En tal sentido, queremos compartirles un texto que nos llegó y desearles a todos los que nos visitan que este tiempo sea para ustedes y los suyos de Gran Bendición y Provecho. Un abrazo fraternal.

Fuente: Novedades Fluvium para consultar el sitio
Si durante el período de trabajo hemos tenido mucha preocupación para conciliar el trabajo y la vida de familia, tenemos 30 días para recuperar, sin agobios, un mes magnífico para vivir con serenidad.

Pequeñas recomendaciones:
Alegría y el buen humor en el ambiente en vacaciones:
Para evitar problemas es aconsejable organizar actividades divertidas y atractivas; y especialmente elegir lugares de verano en que podamos encontrar otras familias ocupadas de la formación de sus hijos y unirnos para encontrar diversiones -las excursiones y el deporte siempre son las calificadas con más “estrellas”- y mejorarnos, padres e hijos, a través del trato social. Vivir la amistad con más intensidad y la sociabilidad son dos valores propios del tiempo de vacaciones.

Dar mayor importancia al diálogo:
En tiempo de vacaciones las conversaciones pueden y deben ser más relajadas y aprovechar el tiempo de descanso para tratar temas más profundos como las consecuencias de la movida nocturna, adicciones, sexualidad, el uso del móvil, el de Internet, etc.… y escuchar lo que piensan nuestros hijos. Igual que en medicina con el diagnóstico precoz, en educación también se trata de prever. Si escuchamos sin mirar el reloj entenderemos mejor las inquietudes y la forma de ser de nuestros hijos.

No olvidar a los abuelos:
Algunos padres se reúnen con otras familias en casa de los abuelos. Se trata de organizarse de manera que los abuelos estén descansados para transmitir raíces, memorias y cultura de la vida sin estar agobiados. La mejor manera es ponerse de acuerdo con ellos antes de empezar la estancia en su hogar. Es una ocasión de oro para los nietos convivir pacíficamente con los progenitores de sus padres. Con orden se puede hacer de abuelo o de abuela (lo digo por mi experiencia) con toda la capacidad de amar que dan los años y el sentimiento de cariño que reedita la juventud del corazón de los que tenemos el privilegio de ser abuelos.